Tiempos Modernos es una película dirigida y producida por Charles Chaplin, en 1936. Sí, ha llovido mucho desde entonces, y no sé cuánt@s la habréis podido ver. En la película Chaplin es un obrero que es vigilado por un jefe que exige cada vez más y más. Los controla por videos, y mediante unas ruedas acelera la marcha de la cadena de montaje para que sus obreros produzcan más. Pues bien, hoy me he sentido el jefe de Chaplin en Tiempos Modernos. Simplemente me ha pasado que llevan dos semanas para pintar un establecimiento que tendrá unos 20 metros cuadrados. Sí, está llena de botes, y cuando digo pintar, no sólo son paredes y techos, también el mobiliario, las estanterías, es decir, hay que mover muchos botes, pero... ¿dos semanas? Siempre que voy los veo con el café, con el cigarro, o charlando. La verdad, pues ayer fui cuando abrió la tienda, y vi lo que había hecho. Al cabo de unas 5 horas regresé, y cuando vi lo que habían hecho le pregunté directamente si eso era lo único. No me dijeron nada, pero a mi padre (pues en esta empresa ya veo que todo lo que hago se lo dicen inmediatamente a él) le han dicho que yo había insinuado que no se avanzaba, y él me regaña a mí. El problema no está en que yo sea como el jefe de Chaplin, sino que simplemente tengo diferente punto de vista. ¿Cómo se mide el rendimiento? ¿Y la productividad? No voy a dar una conferencia o charla sobre eso, pues además no me veo capacitada, pero veo que aquí, ni mi padre, tiene la capacidad de pensar en esos términos. Y claro, el que está en una obra o en una tienda puede medirse la productividad, pero... ¿y yo que estoy en una oficina? ¿Cómo se calcula ahí mi rendimiento? No, supuestamente yo no genero ingresos. En esto no estoy nada de acuerdo con mi padre, que dice que los obreros son los productores, los que tienen derecho a cobrar primero, y claro, los de la oficina (por cierto, si los de la oficina no vemos los trabajos, los presupuestamos, sacamos permisos, si no sacamos precios para los productos, etc... los supuestos productores ¿qué harían?) pues a día 18 aún no hemos cobrado, además que como sabemos cómo están las cosas no exigimos nada. En cambio los otros parecen funcionarios. No se preocupan por nada. No os podéis imaginar qué me entra por el cuerpo cuando a las 9 de la mañana me dice uno de esos productores, además, todo los días me lo dice: "¿Qué? a echar otro días". Eso es lo que hacen, simplemente. Pasar un día, y si no le dices que limpien o que marquen no lo hacen, porque a final de mes van a cobrar igualmente, vendan lo que vendan. Y si les dices que hagan algo, o que su trabajo puede hacerse mejor se enfadan, cual niños malcriados, porque ellos llevan 10 años detrás de un mostrador o poniendo ladrillos y no les va a venir una niñata recién licenciada a enseñarles cómo tiene que hacer su trabajo. No claro, por supuesto. Pero yo, en unos 8 meses me sé mejor las características de cada producto, y ya hago pedidos sola, mientras que ellos, que llevan 10 años no tienen criterio para hacerlo, pues cuando se les ha dejado ha sido un desastre. Pero les digo hace un mes más o menos que la Cámara de Comercio o la Confederación de Empresarios daba un curso gratuito de "atención al cliente", ¿y qué me contesta?: "Mira, a mi no me hace falta, es mejor tener buen padrino" (mejor no pienso que eso lo decía por mí, la verdad, porque me puedo cabrear mucho).
No pretendo que mi padre sepa nada de la Teoría de los Costes Marginales Decrecientes, pero está claro que aquí, venga a aumentar la plantilla, pero nada de productividad. Aumentamos costes y nada de Ingresos. ¿Hasta cuándo podremos mantener esta situación? Y yo intento expresarme y mi padre se enfada (vale, a veces me expreso "algo" alterada). En fin, que termino teniendo fama de exigente y de más cosas que mejor ni quiero pensarlo. Lo único, tomarmelo todo con paciencia. Mañana será otro día.
TODO SEA POR EL AMOR de GIOCONDA BELLI
PD: Los lunes son cada vez peores. La nostalgia pesa demasiado los lunes...
Relato extraido de "Las canciones lesbianas", de Cydno de Mutilène.
Este post no tiene un tema fijo, pues tengo ganas de contar muchas cosas a la vez.
Por ejemplo:
- Este es mi post número 92, y los anteriores han generado ya 217 comentarios.
- Hoy, hace dos meses que M dijo que no quería seguir siendo mi pareja.
- Esta semana me he presentado a una de las pruebas de selección de personal de La Caixa, lo que ha provocado que mi padre esté dos días casi sin hablarme porque le ha sentado mal.
- He decidido también presentarme a unas oposiciones de Auxiliar Administativo del Estado, por probar, por si sonara la flauta, y poder así irme a la Península y hacer por fin el máster (haber si me pogno a estudiar, que no hay muhcas ganas cuando salgo de trabajar).
- He logrado, en 6 meses, adelgazar 20 kilos (que se dicen pronto), bajando así 3 tallas.
- Me he comprado mi primera falda creo que desde hará unos 10 años (y lo mona que estoy con ella, de lino, color rojo, larga, aunque estoy tan poco acostumbrada que me siento un poco rara, cuando se entere un par que yo me sé se van a descojonar).
- Ya tengo medio organizada la despedida de soltera de mi hermana.
- Anoche salí de tapas con unas amigas de la infancia y no pude más que reírme con las cosas que decíamos, como que yo había sido siempre la más romántica del grupo. Descubrir que no soy monogámica en serie, jajajaja, eso también anoche con las tapas y los riberas del Duero, ah! y el que una de ellas, "La", nos regañara a las otras dos como si fuéramos niñas chicas, cosa que me provocaba más risas y ella más seria, jajaja, pero siempre en plan bien.
- Ayer salí con mi madre a ver si encuentro un traje apropiado para la boda de mi hermana, que es en juni,o y no vi nada interesante, con lo que tendré que irme a la Península a comprarme algo, así que el próximo finde estaré en Cádiz, con lo que eso supone: poder encontrarme por la calle a mi ex y que no esté sola (me aterra el simple hecho de pensarlo). No, no puede ser en otro sitio, pues es donde tenemos alojamiento y es lo más cercano. Pero bueno, ¿puedo llegar a tener tan mala suerte? Espero que no por favor.
- Más cosas: ayer comencé a leerme un libro nuevo: "La vieja sirena" de J.L. Sampedro, me hace mucha ilusión siempre comenzar libro nuevo, a ver qué tal está.
- Anoche mi padre me estuvo enseñando un libro que le he regalado por su cumple, de la República, donde sale mencionado mi abuelo (su padre) en varias ocasiones, y el pobre estaba emocionado, pasando las páginas y dándome las gracias, jajaja, eso me hizo sentir mejor, pues que mi padre no me hable (por lo de la Caixa) me duele.
- Hoy me he enterado que una amiga de Granada está mal, pero llevo una semana casi intentando ponerme en contacto con ella y no me coge el teléfono, creo que intencionadamente, y eso me preocupa. A ver cómo evoluciona.
- Esta semana comenzó con la caida de la bolsa, y recordé que en un curso de bolsa, nos dijeron que la moda ayudaba a ver las tendencias, y como se lleva este veranito las minifaldas, significa que las bolsas subirán, ¿será esto más seguro que hacer análisis chartistas? Por si las moscas, no invertiré, también porque no tengo dinero, jajaja.
- Anoche, en un arranque visceral, casi me convencen para que hoy me hubiera ido a Granada, pero al final, decidimos que no era tan buena idea, pero me gusta eso de decir: "Venga nos vamos contigo", pero como no era conveniente que ella fuera, lo pensamos mejor e intentamos disuadirla y que se quedara aquí.
- Es viernes, por fin, mi día favorito, y este finde me apetece desmelenar mis rizos, hincharme de bailar, salir, si hace bueno ir a la playa, y seguir viviendo la felicidad que he tenido esta semana (aunque haya habido cosas malas), que creo que ya es tiempo de que la alegría me acompañe un poquito.
- Y por último: echo mucho de menos algo que nunca he tenido, y no sé si eso es bueno o no, pero eso sí, es peligroso, y me gusta esta aventura, aunque puedo salir escaldada... (yo me entiendo).
Uff, menuda semana!!!! A ver qué tal el finde.
CARTAS DE AMOR de Ismael Serrano
Ellos se conocieron por casualidad, que es como se suelen encontrar los grandes amores, casi siempre por casualidad, por una llamada equivocada, por un encuentro fortuito. A ellos lo que les paso fue que él había quedado en aquel café con una persona que no vino, y claro, la vio a ella sentada en la mesa del café, radiante, así que, harto de esperar no se cortó un pelo y dijo:
- Bueno, ya que he venido hasta aquí, no puedo desaprovechar esta ocasión.
Se acercó a la mesa y dijo:
- ¿Me permite?
- Por supuesto
Esto sólo suele pasar en las historias que te cuentan otros, nunca en la vida real, por lo general cuando dices:
- ¿Me permites?, dicen
- ¿De qué?
A lo mejor ella estaba esperando a alguien que tampoco vino, quién sabe, yo qué sé, habrá que inventar otra historia en la que ella le dice ¿De qué?, en este caso ella lo invito a él para que se sentase, y él se sentó. Y claro, no había de que hablar, y:
-¿y qué lees?
Lo malo fue que él no había leído nada del escritor que ella estaba leyendo, y ya mal, empezamos mal, muy mal, por ahí no.
-Pues bonito día
Pero enseguida empezaron a profundizar, por que ella dijo:
-Sí la verdad es que hace un bonito día
Y aunque no lo hiciera. Pero poco a poco él fue venciendo esa timidez que le caracteriza y fueron profundizando. Al principio él para llamar su atención contó alguna mentira, que si era escritor, luego reconoció que nunca le habían publicado nada, pero eso vino más tarde, cuando ya se conocían más, cuando pasaron del café a la habana con coca cola.
Por entonces ya estaban descubriendo que tenían más afinidades de las que pensaban al principio, y compartían gustos cinematográficos, y por eso fue que él le dijo:
- Oye, y si vamos a ver esta, ¿has visto La vida es bella? y ella:
- No,
- Oye, quedamos el fin de semana,
- Vale.
Y aquel fin de semana pues, yo no sé muy bien si para sorprenderla o no, pero el caso es que él rompía a llorar en cada escena en la que salía el chaval pequeño, esto a ella le enterneció, yo quiero pensar que era de verdad.
Resulta que coincidían en más gustos, y también en los musicales, y le dijo:
- Oye, este fin de semana toca Ismael Serrano,
- Ismael ¿qué?,
- Pero a ti, ¿te gustan los cantautores?,
- Los de verdad me gustan.
Pero él le convenció a ella y fueron. Cuando el empezó a cantar aquella de Vértigo, pues se atrevió a cogerle la mano. Y poco a poco se fueron inevitablemente enamorando, pero no por esto de Ismael Serrano, ni por el Vértigo, quizá más por aquello de llorar con La vida es bella.
Una mañana él se levanta y al abrir los ojos se da cuenta de que está perdidamente enamorado de ella, y quedaron entonces en aquel café en el que se conocieron por casualidad. Los momentos importantes suelen coincidir casi siempre en los mismos sitios, no estoy muy seguro de lo que acabo de decir, pero es una buena frase. Pero fue en aquel café en donde ella le dijo:
- Sabes, creo que me tengo que ir durante un tiempo,
- Yo te iba a decir casi lo contrario, que te quedaras conmigo para toda la vida, y ella dijo:
-No te preocupes porque yo estaré esperando el día que vuelva para retomar contigo este camino que emprendimos, además, cada quince días puntualmente te mandaré una carta en la que te contaré todo lo que he hecho, todo lo que siento, todo lo mucho que te echo de menos, y todo lo poco que nos falta para vernos.
Él dijo que bueno, que vale:
-Pero que si no te vas casi mejor, ¿no?.
Pero se fue.
Fue entonces cuando descubrió que aquello no tenía remedio y que estaba perdidamente enamorado, que no había ningún elixir que hiciera que la olvidase, que no era cierto aquello de que un clavo saca otro clavo, que a veces es cierto que los amores a primera vista existen, bueno, ¿es que acaso hay otros?.
A los quince días puntualmente llegó la carta de ella, toda llena de besos y de caricias, de te echo de menos, él lloró, y esta vez era de verdad. Y guardaba las cartas con mucho cariño encima de la mesilla. Pasaron quince días, y otros quince, y otros quince, y otros quince, y las cartas se iban acumulando. Y su vida consistía en esperar a que llegara el decimoquinto día, abrir el buzón y encontrar la carta de amor en la que ella prometía volver, esperar esa carta en la que ella le diría que volvía pronto. Y pasaron años, muchos años, y ya las cartas casi no cabían en la casa, se compró una gran caja fuerte para guardar todas las cartas, porque eran su gran tesoro, porque vivía para leer las cartas que ella le había escrito, porque ella era lo que más quería, y así pasaron creo que diez años, quince, no me acuerdo.
Y un día ella, sin saber como ni porqué, dejó de escribir, y al quince día él se encontró el buzón vacío, y el alma partida en dos.
Ahora solo podía vivir del recuerdo, leyendo las cartas que ella le había escrito con tanto cariño, aquellas cartas eran su mayor tesoro.
Un día él salió de casa, porque tenía que salir, y unos ladrones entraron en su casa. Al ver allí la gran caja fuerte no se lo pensaron dos veces, porque pensaron que debía esconder algún gran tesoro, grandes riquezas, y realmente no era. Y se llevaron la gran caja fuerte.
Imagínate la desolación de nuestro protagonista cuando llega a su casa y se da cuenta que le han robado lo que más quería, lo que le hacía sentirse vivo algunas tardes de domingo cuando no sonaba el jodido teléfono, cuando releía aquellas cartas y aquellas promesas quién sabe si falsas.
Suele pasar que los ladrones son buenas personas, y este era el caso. Pero imagínate la cara de los ladrones cuando abren la caja fuerte y se encuentran montones de cartas de amor, declaraciones imposibles. El jefe de los ladrones se enfadó un poquito, pues la caja pesaba, y llevarla a la guarida no era moco de pavo.
Nuestro hombre vagaba casi moribundo por las calles de su ciudad, con la esperanza de encontrar alguna carta, o a alguien que le hablara de una gran caja fuerte llena de cartas, perdido sin saber ya qué hacer.
El jefe ladrón lo que dijo es que aquellas cartas lo que había que hacer era tirarlas al río o quemarlas, lo que fuera, pero que desaparecieran de inmediato. Pero el más joven de los ladrones era más bueno, y se le ocurrió una gran idea.
Un día, nuestro hombre llegó a casa después de estar buscando toda una tarde, y al abrir el buzón ¿Adivina lo que se encontró?... Una carta. Los ladrones habían decidido mandarle las cartas tal y como ella se las había mandado, puntualmente cada quince días, por riguroso orden.
Ahora él resucitaba con la esperanza de revivir aquellos momentos, aquellos momentos en los que quizá un día leería la carta en la que ella diría:
-Pronto estaré allí.
Hay personas que identifican a sus amig@s con colores, con canciones o con paisajes. Supongo que habrá más cosas. A mí, normalmente me suelen decir que cuando escuchan determinadas canciones se acuerdan de mí, no porque sea una canción con la que hallamos vivido algo junt@s (que también las hay), sino porque la letra les recuerda a mi persona. El fin de semana pasado, yendo en el coche rumbo a Granada, teníamos puesto un cd que exactamente se llamaba "varios que te cagas III" (ojo, el cd no es mío, es del novio de mi amiga, por cierto, ya hice el "putéame"). Y salió una canción, que se conoce hace mucho, pero la han vuelto a sacar, y mi amiga me gritó desde el asiento trasero: "Cada vez que escucho esta canción me acuerdo de ti!!!!". Y hace un minuto, la he escuchado de nuevo entre el maremagnum de mp3 que tengo, y me he acordado de ese detalle. No sé, a mí hay cantantes o grupos que me recuerdan circunstancias, pero pocas canciones me recuerdan a una persona (bueno, miento un poco, hay algunas canciones que me traen demasiados recuerdos de una persona, pero es por la circunstancia así que creo que no cuentan). Aquí dejo la canción, esta vez, tributo a esta gran amiga que tanto me está ayudando en estos momentos. Gracias "Lupita" querida.
Gira el mundo gira
en el espacio infinito
con amores que comienzan
con amores que se han ido
con las penas y alegrías
de la gente como yo.
El mundo
llorando ahora yo te busco,
en el silencio yo me pierdo
y no soy nada al verte a tí
El mundo...
no se ha parado ni un momento
su noche muere y llega el día
Y ese día vendrás
Yo
que aun pensaba que eras algo especial
después la vida me ha enseñado mucho más
que entorno a tí no gira todo como siempre
Gira el mundo gira
en el espacio infinito
con amores que comienzan
con amores que se han ido
con las penas y alegrías
de la gente como yo
El mundo
llorando ahora yo te busco,
en el silencio yo me pierdo
y no soy nada al verte a tí
El mundo...
no se ha parado ni un momento
su noche muere y llega el día
Y ese día vendrás
El mundo
llorando ahora yo te busco,
en el silencio yo me pierdo
y no soy nada al verte a ti
Y el mundo...
no se ha parado ni un momento
su noche muere y llega el día
Y ese día vendrá
Este finde he vuelto a Granada, para las conocidas cruces, y me he dado cuenta de que estoy mayor ya para tantas borracheras (menos de lo que pensamos que nos emborracharíamos). Lo mejor ha sido ir con mi antigua compi de piso, y salir con gente que hacía siglos que no salíamos. También el ver a mi gente de Granada, ays!!
Pero siempre que hay algo positivo, tengo en contraposición algo negativo mucho mayor que lo positivo. El domingo, de regreso, perdimos el barco de las 20:00 horas debido a la lluvia que nos sorprendió por la carretera. Al final, cogimos el barco de las 21:45 horas. LLevo 26 años de mi vida cogiendo el barco, y nunca he vivido lo que pasó el domingo. Se levantó por lo visto de pronto un aire increíble. El viento se oía y se sentía... El barco de pronto era una cáscara de nuez abandonada a su suerte en medio de ese Estrecho que de repente era anchísimo (como mi cama sin ti). Éramos 5 personas, alrededor de una mesa. Las miradas de pánico entre nosotr@s se sucedían. La travesía suele durar 45 minutos. Cuando llevábamos un hora la amable azafata que suele comunicar que estamos llegando a puerto, con voz temblorosa, nos dijo que llegaríamos con retraso. Al cabo de unos 20 minutos más nos comunicaba que las autoridades portuarias no nos dejaban entrar en puerto. Más pánico aún, cuando nos dimos cuenta que el barco estaba parado, dando vueltas según el aire quería, mientras esperaban para poder entrar en Puerto. Por fin, de nuevo la muchacha, más nerviosa aún que antes, dijo que demoraríamos nuestra entrada (¿eso no lo habías dicho ya??????). El aire acondicionado del barco a toda pastilla, las gentes por los suelos, un chico de unos 11 años presa del pánico, una de mis amigas con una subida de tensión, con temblores y espasmos, la otra tirada encima de una mesa mareada, y así uno por uno echos polvos, con un solo pensamiento: el barco se nos hunde en breve.
Por fin, vemos un remolcador por la ventana. Entramos al puerto sin motores, remolcados, entre el fuerte viento racheado, la lluvia chocando con mucha furia en los cristales... Nos hicieron salir por el garaje del barco, cargados con el equipaje (hay que bajar escaleras hasta el sótano). Una vez fuera, espera bajo la lluvia (empapadonos) a que te dejen subir de nuevo unas escaleras que te conducen a la estación para pasar por delante de unos policías. Escuchando las quejas de los guardamuelles porque se mojaban y tenían que estar ahi no sé cuántas horas más. Por fin vi a mi padre esperándonos. Encima, bronca de él por no avisarle de nada (¿pero es que acaso nos decían algo en el barco???). Llegué a casa a la 1 de la mañana desde las 21:45 que entré en ese barco. Blanca, mareada, agotada...
Cuando me monté en el barco recibí un mensaje de mi ex, preguntándome cómo estaba y diciéndome que "pienso mucho en ti". Le contesté antes de que saliera el barco. En medio de ese pánico que pasé, lo único en que pensaba era que si por un casual hubiera tenido que salir del barco, en medio de esa noche, si hubiera tenido que ponerme el chaleco salvavidas, y tirarme al mar... Lo único que se me pasaba por la cabeza era que me hubiera gustado que supiera ella que por mucho que intento no sentirlo y olvidarla, la sigo queriendo, y es más, que la quiero "demasiado", que sigo enamorada, que no hay día que no piense en ella, que no hay día que no me apetezca llamarla... ¿Cómo coño puedo dejar de amarla? ¿Hasta cuándo va a durar esto? Ni viajes, ni amigos, ni libros, ni películas, ni trabajo, ni nuevos objetivos... nada me ayuda a olvidar este sentimiento, y me engaño día a dia cuando me levanto y no quiero reconocer que la sigo amando. Tengo pesadillas por las noches, no descanso. Y por el día vivo en ensoñaciones de que las cosas no son como parecen. Estoy cansada de que me digan que me dé tiempo. No sé qué hacer. ¿Me estaré volviendo loca? No quiero hablar con ella, sé que no soy capaz de hacerlo sin llorar. No quiero verla, no quiero saber nada de ella. Sé que mi amiga V ha estado comiendo con ella, y sólo le pregunté cómo se encontraba de salud. Y en cambio, no sé si es porque estoy a punto de ponerme con la regla o por el miedo que pasé el domingo en el barco, que lo único que me apetece es verla y abrazarla, con el coste tan tremendo que eso tendría a nivel emocional. En fin, que sigo jodida, pero ante tod@s y sobretodo conmigo misma, tengo que ser la más fuerte, y seguir diciendo que no pasa nada, que estoy "genial de la muerte". Y la vida sigue, y todo sigue fluyendo, y así, como parece ser que es lo único posible, esperaré a que siga pasando el tiempo.