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31 de Agosto 2004

AL-MEDINA

La Ciudad. Hay ciudades enormes, con toda su algarabía, sus calles, sus gentes, sus ruidos, sus paisajes... Y mira tú, que yo no sé por qué, llegué como una naufraga a las orillas de La Ciudad más hermosa, por nombre Almudena. Desde entonces, sueño con ella, cuidad pequeña de innumerables encantos.

Sueño, que es barato, y me adentro en sus calles, sin mapas, explorando con mis pasos su belleza innata. Me pierdo por sus rincones, e intento memorizarlo todo. Despierto a medianoche, sobresaltada, y pienso que Al-Medina es un imposible, un espejismo, y la tristeza invade mi ser...

Al-Medina, Almudena, Ciudad... Ciudad en la que me gustaría perderme. Llena de vida eres, llena de dones, de música, de gente... Durante el día, mi mente se enreda en las letras de tu nombre, e intenta investigar, descubrir, y amar todas tus calles, aunque no todas me sean hermosas, pero el conjunto es lo importante, siempre hay rincones más hermosos que otros, y si quieres vivir en una ciudad es para quererla entera, no por partes... Tus ruidos, tus vistas, tus paisajes, tus direcciones, tus contrastes, las emociones...

Como si una ciudad fueras, con tus puertas abiertas me recibiste, y yo, ingrata viajera, no supe aprovechar la hospitalidad que me rendiste.

Ahora, Al-Medina se torna cerrada, callada, silente. Ya no es sitio para mí, y exiliada de sus calles me hallo, arrepentida de no haberme establecido entre los habitantes dichosos de esta ciudad, que embruja, que cala, que enamora...

Al-Medina, invitas a amar, a querer más de ti, a la meditación, al ensueño, a la sonrisa... Invitas a no salir jamás. Pero yo, sin saber cómo, dañé esta hermosa ciudad. Pasé los límites, manché sus calles, contaminé sus ríos, dañé sus muros, y sólo cuando fuera de ella estoy, me doy cuenta y me arrepiento de no quedarme a vivir en esta ciudad, si sólo hubiera aprovechado un poco el tiempo en ella...

Ya no puedo disfrutar de tus olores, de tus comidas, de tu risa, de tus mensajes, de tu amor... ¡Oh!, Al-Medina, retorna a mí, dame una oportunidad, que quiero penetrar en la tierra más profunda, en tus orígenes, impregnarme de ti, saber a ti, oler a ti, sudar por mis poros tu nombre...

Como llegué a tus orillas, náufraga de una barco llamado Amor, me alejo de ellas, no sé si por voluntad o deber, exiliada. Sigo mi camino sin rumbo fijo, soy la causa y no el efecto, pues mi Ítaca es esto, y ni Kavafis sabe mi destino. Podré volver a cruzarme contigo, Al-Medina, pero lo que no sé es si volverá a ser lo mismo, o si mi paso por tus calles ha sido definitivo...

AL-MEDINA (ITACA 28/09/03)


Este poema lo escribí el 28 de septiembre de 2003, e iba dedicado a una persona a la que sé que le hice daño. Sé que ahora está pasando por un mal momento, desde aquí, quiero recordarle que esto que me hizo sentir a mi en un punto determinado, puede hacerselo sentir a más personas, que el problema no está en ella, sino en lo complicado de las relaciones. Te mando mucho ánimo, y recuerda la hermosa ciudad que llevas dentro y muéstrala al mundo...

Viajé a itaca a las 31 de Agosto 2004 a las 10:11 PM
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Siempre tienes las palabras q se necesitan oir. GRACIAS

Viajó a Ítaca: almu at 31 de Agosto 2004 a las 10:21 PM
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¿Qué tal la memoria?






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