Últimamente no sé por qué le doy tanta importancia a lo que mis acciones pueden influir en las demás personas. El caso es que mañana es el cumpleaños de una persona que significó muchísimo en mi vida. Por un lado me apetece mucho felicitarla, es más, un mensaje diciendo FELICIDADES no creo que pueda ser malo, pero ya me da por suponer más de la cuenta. ¿Me apetece o no? Sí, me apetece, pero a la vez, no quiero que nadie se sienta obligada a responderme ni nada por el estilo. ¿Cómo hacerle llegar que simplemente es que le deseo lo mejor del mundo, la felicidad más completa? El problema tal vez no es que le dé tantas vueltas a las cosas, sino que me cuesta mucho pasar de las personas con las que caminé en mi vida, hasta que los caminos se bifurcaron. Los caminos son diferentes, pero yo sigo existiendo, con otros sentimientos, con otras experiencias, pero mi memoria es grande, y los recuerdos difíciles de borrar, por eso, por el tiempo que caminamos juntas, me apetece felicitarla, pero a la vez, no me apetece crear malestar alguno a nadie.
Aunque sea con unas horas de adelanto, al menos, le regalo estos versos de una canción de Bebe:
Pues yo la felicitaría. Felicitar a alguien nunca puede ser malo. A mi me gusta. Sea quien, sea...aunque sea de la ex más capulla!
Viajó a Ítaca: soidemersol at 13 de Diciembre 2004 a las 08:22 PMYo también la felicitaría. Lo considero un detalle, haya terminado o no la relación. Estuvo en tu vida, siempre lo estará, ¿no? ^^
Viajó a Ítaca: gi at 14 de Diciembre 2004 a las 02:46 PM