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11 de Septiembre 2004

Los viernes de mi vida

Desde que recuerdo, siempre, los viernes han sido mi día preferido de la semana. Y hoy, por fin, es viernes, estoy sola en casa, cansada, y navegando por la red...

En mis primeros años de vida, los viernes eran especiales por dos cosas:
- Me iba a dormir a casa de mi abuela y tía-abuela, y puedo decir que es una de las épocas de mi vida más añorada, sobretodo porque mi idea de hacer algunas cosas con ellas no pudo cumplirse ni se cumplirán jamás ya.
- Mi padre tenía prácticamente disponibilidad absoluta, pues entre semana apenas lo veíamos.

Cuando cumplí unos 6 ó 7 años, seguía siendo mi día favorito porque era el último día de colegio. No, si me encantaba el cole, pero los viernes, por las tardes (no soy muy mayor pero me toco clases por la mañana y por la tarde) ponían dibujos animados, jajaja, y aquí, donde me ven probablemente mañana desayunaré viendo la banda del patio u otra serie animada, jajaja. Y es que hay cosas que no cambian.

Sobre los 10 u 11 años no iba a dormir a casa de mi abuela los viernes, sino los sábados, porque probé el maravilloso mundo de ir a recoger a mi padre a la oficina por las noches, cuando salían, sobre las 10 de la noche o más, y se iban el contable, un tío mío que también trabaja allí y otro tío mío que iba a llevar las cajas de las tiendas, y sus hijos, es decir, mis primos, a tomar algo a un bar de mala muerte (esto lo observo ahora claro) que estaba al lado. Mis primos y yo a hacer trastadas por la calle u oficina (la de folios que habremos gastado haciendo campos de fútbol para jugar con monedas... O pelearnos por ser la jefa o jefe, jajaja, se imaginan quién terminaba siendolo ¿no?). Y el sábado, me levantaba temprano y me iba a ver trabajos y las tiendas con mi padre. Desde esa edad siempre he tenido una mesa que no ocupaba nadie en la oficina para mí. Ahí tenía tacos de facturas de años anteriores, o con diseños anticuados, que yo usaba, con mi imaginación corrientita, y tenía docenas de clientes imaginarios, con productos auténticos... Tengo fotos con unos 5 ó 6 años detrás de la máquina de escribir de mi padre (¿ordenador? eso qué era por aquel entonces??), emocionada, feliz, toda puesta con una sonrisa mellada de oreja a oreja. Me encantaba desayunar con mi padre, que me contara historias de cuando él, con unos 12 años, ya trabajaba. Sí, ahora pensarán que tengo complejo de Electra, pero no, de verdad, jajaja, pero... ¿puedo ser lesbiana por la buena conexión con mi padre desde pequeña? Es que mi madre es de otro carácter, jajaja.

Así, hasta los 15 años casi, que los viernes por las tardes quedaba con las amigas del cole para un paseo, pero terminaba yendo a la oficina después de él. En la adolescencia me despegué de mi costumbre de los viernes, pero seguían siendo especiales, porque el día siguiente sí que seguía yendome con mi padre, a desayunar en la calle, a ver trabajos, a la oficina... Él siempre dice que me pasaba horas allí sentada, delante de esos papeles y en mi mundo interior, y que nunca protestaba ni me aburría. Como veréis, jajaja, mi vida ha estado igada siempre a los viernes y al trabajo de mi padre. Por eso, creo que mi carrera es vocacional totalmente. Recuerdo un debate en una clase de DAE (dirección y administración de empresas) sobre si el empresari@ nace o se hace...

Luego llegó la época en que salía de marcha. Sí, ahí me despegué un poco de mi costumbre, pero evidentemente, me seguía encantando los viernes.

Y ya, por fin, el irme fuera de mi casa a estudiar la carrera (relacionada con eso de ser jefa, jajajaja, y de poder, de mayor, trabajar codo con codo con mi padre. Qué bonito era soñar con los ojos abiertos!!! La verdad es que la realidad es algo diferente a lo estudiado, soñado, y en fin, a todo lo esperado). Los viernes universitarios, esos sí que eran los mejores. Por las mañanas, los primeros años, quedábamos casi 20 personas para desayunar en la facultad, por la tarde de cafés con las niñas del piso, por la noche de tapas y luego de marcha...

Cuando empecé mi relación con M los viernes eran la ostia porque significaba que tocaba vernos. Aunque esto sólo fué al principio y el último año por las prácticas en una empresa, porque en medio, daba igual que no fuera viernes, jajaja, ya que puedo decir que el año que aprobé más asignaturas no iba a clase, sino que fotocopiaba los apuntes y me iba las semanas enteras a su casa, a 300 kms de la universidad. Pero eso sí, los viernes seguían siendo mi días favoritos...

Actualmente, que ya llevo un añito trabajando, el viernes sigue siendo especial. Entre otras cosas, porque no tengo que madrugar al día siguiente; porque me voy de viaje siempre que puedo (un par de fines de semana al mes); porque, en definitiva, es viernes, y siempre, durante toda mi vida, serán mi día de la semana.

Y hoy, es viernes, y estoy aquí, sola en casa (que también me encanta). No me he ido de viaje ni he salido, estoy cansada de la semana tan atroz que he tenido de trabajo, pero me siento muy bien conmigo misma por ello. Y en fin, para concluir, que es... VIERNES.


Escuchando: Rise And Fall de Craig David & Sting

Viajé a itaca a las 11 de Septiembre 2004 a las 01:24 AM
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¿Qué tal la memoria?






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